Gracias a mis maestros franceses, tuve la oportunidad de conocer a Vila Frymann nada más empezar mi formación. Este encuentro fue determinante para mí. La señora Frymann encarnaba, sin ninguna parafernalia, el profesional osteópata tal y como yo lo soñaba. Lo que más me llegó (sin que entonces pueda decir porqué), era la calidad de su presencia. A través de ella, también descubrí las técnicas sobre las fascias que me llevaron al modelo de osteopatía tisular actual.

Es en esa época que descubrí (no inventé, descubrí…) los primeros parámetros de palpación. Tenía enormes dificultades de percepción. Para lograr sentir algo en el cráneo, tuve que aceptar ir dentro de la compresión, lo que siempre se me había prohibido hacer… Ir dentro de la compresión, es entrar con los tejidos dentro de su materialidad, lo que hoy describo como densidad. Desafortunadamente, lo que sentía entonces no pertenecía a las percepciones “legales”. Necesité un tiempo para aceptar lo que sentía y comprender que esas percepciones tenían un sentido y que podía trabajar con ellas.

Seguidamente vinieron los parámetros subjetivos, después de haber descubierto que la calidad de mi presencia, pues la focalización de mi atención y la formulación de mi intención influenciaban directamente las respuestas de los tejidos contactados. Esta progresión está relatada en Discípulos de Colón.

Después, nació la idea de consciencia tisular : al ser presencia, atención e intención elementos típicos de la consciencia, si los tejidos corporales son sensibles a estos parámetros ¿ no es porque ellos mismos están hechos de consciencias ? Esta idea, aparentemente disparatada, proporciona resultados asombrosos cuando la ponemos en práctica.

A finales de los años 90, me interesé a Still. Intentaba leer Autobiografía, pero la lectura era tan difícil que acabé por traducirlo, a fin de ir a lo más profundo del discurso. El objetivo de partida era verificar si el abordaje tisular tal y como lo concebía y lo transmitía en aquel momento estaba en la filiación stiliana o no. Este trabajo me proporcionó un fulcrum. Pero también me hizo tomar consciencia del hecho que la osteopatía en Francia, se transmitía prácticamente sin ninguna relación a la fuente. Esto me motivó para asociarme al trabajo de la Academia de Osteopatía de Francia, naciente. Mi proyecto de académico fue de volver a crear la unión a la fuente. Además de la traducción y la publicación de otros textos de o sobre Still, lo que se concretó por los primeros números de la revista Apostill, dedicada a Still, Sutherland y Littlejohn, pioneros de la osteopatía.

El fulcrum que encontré gracias a la conexión a la fuente, después me dio ánimos para escribir y publicar los dos tomos del Abordaje tisular de la osteopatía, a fin de asentar una base estable a la que podamos referirnos cuando evocamos el abordaje tisular. Hoy en día continúo practicando en mi consulta y enseñando el abordaje tisular.

Gracias a mis maestros franceses, tuve la oportunidad de conocer a Vila Frymann nada más empezar mi formación. Este encuentro fue determinante para mí. La señora Frymann encarnaba, sin ninguna parafernalia, el profesional osteópata tal y como yo lo soñaba. Lo que más me llegó (sin que entonces pueda decir porqué), era la calidad de su presencia. A través de ella, también descubrí las técnicas sobre las fascias que me llevaron al modelo de osteopatía tisular actual.

Es en esa época que descubrí (no inventé, descubrí…) los primeros parámetros de palpación. Tenía enormes dificultades de percepción. Para lograr sentir algo en el cráneo, tuve que aceptar ir dentro de la compresión, lo que siempre se me había prohibido hacer… Ir dentro de la compresión, es entrar con los tejidos dentro de su materialidad, lo que hoy describo como densidad. Desafortunadamente, lo que sentía entonces no pertenecía a las percepciones “legales”. Necesité un tiempo para aceptar lo que sentía y comprender que esas percepciones tenían un sentido y que podía trabajar con ellas.

Seguidamente vinieron los parámetros subjetivos, después de haber descubierto que la calidad de mi presencia, pues la focalización de mi atención y la formulación de mi intención influenciaban directamente las respuestas de los tejidos contactados. Esta progresión está relatada en Discípulos de Colón.

Después, nació la idea de consciencia tisular : al ser presencia, atención e intención elementos típicos de la consciencia, si los tejidos corporales son sensibles a estos parámetros ¿ no es porque ellos mismos están hechos de consciencias ? Esta idea, aparentemente disparatada, proporciona resultados asombrosos cuando la ponemos en práctica.

A finales de los años 90, me interesé a Still. Intentaba leer Autobiografía, pero la lectura era tan difícil que acabé por traducirlo, a fin de ir a lo más profundo del discurso. El objetivo de partida era verificar si el abordaje tisular tal y como lo concebía y lo transmitía en aquel momento estaba en la filiación stiliana o no. Este trabajo me proporcionó un fulcrum. Pero también me hizo tomar consciencia del hecho que la osteopatía en Francia, se transmitía prácticamente sin ninguna relación a la fuente. Esto me motivó para asociarme al trabajo de la Academia de Osteopatía de Francia, naciente. Mi proyecto de académico fue de volver a crear la unión a la fuente. Además de la traducción y la publicación de otros textos de o sobre Still, lo que se concretó por los primeros números de la revista Apostill, dedicada a Still, Sutherland y Littlejohn, pioneros de la osteopatía.

El fulcrum que encontré gracias a la conexión a la fuente, después me dio ánimos para escribir y publicar los dos tomos del Abordaje tisular de la osteopatía, a fin de asentar una base estable a la que podamos referirnos cuando evocamos el abordaje tisular. Hoy en día continúo practicando en mi consulta y enseñando el abordaje tisular.